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Naranjas Lola en Las Provincias: «Una empresa es grande cuando soluciona problemas de sus clientes»

Naranjas Lola en Las Provincias:

Naranjas Lola, en la figura de Federico Aparici, fue invitada a participar en una mesa redonda sobre los retos de la transformación digital en empresas de diferentes sectores. Bajo el título La digitalización transforma la relación de cliente y empresa, el diario Las Provincias recoge el contenido de ese encuentro en un amplio reportaje.

La presencia de Federico Aparici, gerente de Naranjas Lola, sirvió para conocer mejor una firma valenciana que en 1998 abandonó la venta de sus naranjas a intermediarios a un precio que hacía muy difícil la subsistencia de un producto de calidad y apostó por un nuevo modelo en la venta de frutas. Con la ayuda de su mujer, Lola, y más tarde de sus hijos, Federico y Juan, Aparici lanzó el primer negocio español de venta de naranjas por internet.

Para Federico Aparici, sus inicios en el año 1998 “no fueron fáciles, aunque el portal de internet fue para nosotros lo máximo como instrumento de trabajo. Necesitábamos abaratar costes de intermediarios para poder ofrecer un producto de calidad; y nuestro éxito ha sido saber cuidar al cliente y tener paciencia”.

El gerente de Naranjas Lola precisó que para su empresa la red ha significado la supervivencia de un negocio que ha necesitado sobre todo de la confianza de sus clientes. “Hace 20 años la gente no se fiaba de una web desconocida en la que tenías que introducir tus datos bancarios y esperar a que te llegaran las naranjas”.

Federico Aparici precisó que “una empresa es grande cuando soluciona los problemas de sus clientes.” “Vender es fácil si tienes los medios, pero somos importantes cuando la atención al público es la mejor posible, no la de un operador robotizado. Cuando hay una queja hay que resolverla y responder personalemente. Nosotros tenemos miles de clientes y el día de su cumpleaños les llamamos por teléfono para felicitarles en persona”.

Aparici abundó en que “cuidar al cliente y dar un plus de calidad es lo fundamental para mantenerse. No olvidemos que el 90% de las empresas de venta por internet fracasan pasados seis meses”.

Aparici añadió que “los pequeños no podemos competir en precio, puesto que los grandes nos lo impiden y tenemos que jugar la baza del producto. Yo pongo precio a un buen producto. Fuimos los pioneros en vender naranjas por internet, pero cuando otras empresas empezaron a competir con la nuestra, lo único que hicimos fue cuidar el producto, lo que fue nuestro partida, sin entrar en la guerra de precios porque siempre va a haber alguien más barato si entras y al final te vas a casa en esa dinámica. Además, el dinero no lo es todo, es importante tener ganas de hacer las cosas bien y de no defraudar”.

«Naranjas Lola, del árbol a la mesa a golpe de click» en el periódico Qué!

Naranjas Lola - Artículo Qué!

El diario digital Qué!, con motivo del inicio de la nueva temporada de cítricos, ha dedicado un extenso artículo a Naranjas Lola, repasando la historia de la empresa y analizando sus productos.

El artículo comienza hablando sobre los inicios de la empresa en 1998 y cómo, siendo los pioneros en la venta de frutas por internet en España, han conseguido posicionarse como un referente:

Cuando al escribir en Google ‘naranjas’, el buscador sugiere ‘Lola’ en el primer golpe de vista, es que alguien ha hecho las cosas muy bien. 

Atribuye ese éxito a lo fundamental en un proyecto como el de Naranjas Lola, al sabor y la calidad de los productos.

El sabor y la textura de Naranjas Lola poco o nada tiene que ver con las naranjas que se compran en cualquier frutería.

Ya es raro que a alguien no les gusten sus naranjas. Sobre todo porque ellos se aseguran de que todo lo que sale en sus cajas sea de excelente calidad y haya alcanzado la máxima maduración en el propio árbol cultivado de forma tradicional.

Y sin duda ese sabor tiene todo que ver con el cuidado puesto en el cultivo y la recolección, realizados de manera natural, y sin aditivos químicos.

«Las que ellos venden, de zumo o de mesa (en realidad si la naranja es buena poco importa esto) van directamente del árbol al cliente y no les añaden aditivos químicos para su coloración, maduración o conservación. Se puede decir que la naranja que ellos comercializan es la que se vendía hace 50 años en España: de la huerta a la mesa. «Es una naranja con poco azúcar y muchísimo jugo. Se aprovecha al 100%», matiza.»

En el artículo, también se mencionan los productos de temporada estival (melones, sandías y tomates) y los productos artesanales que tenemos todo el año, como las cocas y las mermeladas de cítricos.

Pueden leer el artículo completo sobre Naranjas Lola en la web de Qué.es.

Las mandarinas de Naranjas Lola y nuestro modelo de negocio en El Heraldo de Aragón

mandarinas-naranjas-lola-heraldoPor partida doble El Heraldo de Aragón, dedicó espacio en las páginas de su sección de gastronomía a Naranjas Lola. En el monográfico «Mandarinas: Un cítrico que va más allá de los postres», se contó con Federico Aparici para hablar sobre las características de uno de los más populares cítricos de la temporada invernal y sobre las numerosas variedades disponibles de este delicioso cítrico:

Desde entonces hasta hoy, se han desarrollado muchas variedades de este híbrido o cruce natural entre especies. Federico Aparici habla de más de 40,»aunque en nuestros campos son bastantes menos las que tenemos plantadas y, entre ellas, la clemenrubí y la clemenules son dos de las mejores y de las que más aceptación tienen».

El artículo, de muy interesante lectura, además de apuntar lo apreciadas que son las mandarinas para comerlas tal cual y como ingredientes de postres y dulces, ofrece también una guía con consejos sobre cómo incorporar la mandarina como ingrediente en entrantes, primeros y segundos. También dedica un apartado al uso de la mandarina en salsas, cada vez más apreciado por todo tipo de chefs y aficionados a la cocina.

En otro artículo dentro de la sección, con el título «Internet, una opción para consumir frutos recién recolectados», también se menciona a Narajas Lola como una de las empresas que han marcado tendencia a la hora de que muchos consumidores decidan comprar fruta fresca recién recolectada a través de internet.

Pueden leer los artículos aquí y aquí.

Si desea realizar un pedido de mandarinas, lo puede hacer a través de nuestra tienda virtual.

Las cocas de Naranjas Lola en el blog «La cocina ideal»

La cocina ideal, el blog sobre gastronomía del diario Ideal de Granada, destacó nuestras cocas:

«La famosa y familiar empresa de Cullera, Naranjas Lola, no solo tiene entre sus productos sus cítricos. Dentro de la gama de artículos que ellos producen y se pueden comprar por internet, se encuentran las cocas. Unas tortas levantinas tradicionales. Un dulce típico del levante español. La coca de almendra es uno de los dulces más típicos de Cullera y también hacen de pasas, nueces y dátiles.»

Las cocas de Naranjas Lola se pueden comprar junto a cualquier caja de cítricos o bien en un pack formado por una coca de almendras, una coca de nueces, pasas y dátiles, un tarro de mermelada de naranja y otro de mermelada de clementina.

Naranjas Lola: Una empresa familiar agrícola puede ser rentable

Publicado en el diario Público

Un buen día de 1998, Federico Aparici decidió dejar de vender las naranjas de su huerto de Cullera a los mayoristas y otros intermediarios: «Teniendo buen material, no me daba la gana de no ganar un duro». Los beneficios eran cero, por lo que tenía que completar sus ingresos con otros trabajos puntuales, normalmente para otros agricultores con cultivos más extensos. Pero Aparici no abandonó su parcela para dedicarse al turismo o a la construcción como ha hecho, asegura, gran parte de los agricultores de la localidad. Lo que hizo fue buscar la manera de vender su mercancía directamente al cliente.

En busca del consumidor final
A finales de la década de los noventa, Internet era todavía una tecnología muy lejana para la mayoría de la población. Así que, a pesar de que su hijo Juan insistió en crear ya en ese momento una página web y una dirección electrónica, el método elegido fue el del correo postal: «Enviamos 8.000 cartas a tiendas, restaurantes y bares de toda España». ¿El resultado? «Un desastre, contestaron 20. Esa temporada todavía vendimos el 95% de las naranjas a través de los intermediarios», explica.
Naranjas Lola era y es una empresa estrictamente familiar: la mujer de Federico se llama Lola Colomar y desde que los pedidos subieron se dedica a la administración; los dos hijos de la pareja, Federico y Juan, ayudan a sus padres en la gestión de la página web y la recogida de los cítricos. Ahora, todos están contentos con la aventura pero ante los pobres resultados de la estrategia en aquel 1998, «todos nos planteamos si esto de verdad iba a funcionar», cuenta Lola. Todos, menos Federico.

Y eso que los cuatro años siguientes fueron sólo un poco mejores. Funcionó el boca-oreja, pero la clientela todavía no estaba lista para la herramienta que marcaría el futuro de Naranjas Lola: Internet. La revolución de las ventas llegó en 2002. Entonces, la empresa ganó 4.000 euros a través de la venta directa gracias a la página web. Desde entonces, los beneficios han subido año a año para situarse en los 19.800 euros de la última temporada.

Federico insiste en que la base del éxito es la seriedad a la hora de cumplir los plazos de entrega prometidos: «Las naranjas llegan un día después de hacer el pedido. Y se recogen del árbol el mismo día en que el cliente las pide». Del árbol a su mesa en 24 horas, como reza el lema de la empresa. No hay límites geográficos: una caja de 15 kilos de naranjas cuesta 32 euros y llega a cualquier lugar de España sujeta a los mismos plazos. El coste sube si el pedido se realiza desde el resto de Europa, aunque el compromiso de puntualidad es el mismo.

De noviembre a mayo
Naranjas Lola tiene dos sedes: la casa de la familia en Cullera, donde está el ordenador y el teléfono fijo, y un pequeño almacén junto al huerto. Cuando llega un pedido, Federico llama al móvil a uno de sus hijos, el que se encuentre en la parcela. Allí se apunta la cantidad y el destino. Y se recoge la mercancía. Eso sí: la cosecha y, por lo tanto, la venta, es de noviembre a mayo. La empresa todavía no ha recibido el certificado de agricultura ecológica pero aplica cuidadosamente los principios de esta técnica: nada de productos químicos a la huerta y la fruta, sólo en temporada.

Una frutería «puntocom»

Naranjas Lola utiliza internet para distribuir sus productos . (Publicado en El País)

Antes de llegar a Cullera, según se viene de Alicante, un camino agrícola se interna entre huertos, la mayoría de ellos sembrados de árboles frutales cítricos -naranjos, limoneros, pomelos, etcétera-. Por allí se extienden los campos de cultivo de Naranjas Lola, un negocio hortofrutícola, tradicional y familiar, al que sus propietarios han sabido colocar en el mercado utilizando el más moderno de los medios: la web. Pero esta historia comienza mucho antes de la era de Bill Gates.

Para mantener las tierras había que trabajar mucho. Y Federico Aparici y su esposa, Lola Colomar, junto a sus dos hijos, Juan y Federico, estaban hartos de que tanto sudor dejado bajo el sol no redundara en una mejora en su calidad de vida. Federico confiaba en su producto, sabía que si conseguía llegar directamente al consumidor, triunfaría. Pero la realidad del mercado era tozuda -«nos debatíamos entre abandonar los cultivos, porque la rentabilidad apenas nos daba para cubrir gastos, o buscar una fórmula que nos permitiera obtener beneficios. Y ahí es cuando se nos ocurrió la idea de Internet»-.

«Tener paciencia»
La luz se le encendió después de ver en televisión un reportaje que le hicieron a Carlos Barrabás, un comerciante de Benasque (Huesca) que, a través de la Red, vende material de montaña a todo el planeta -«le llamé por teléfono y me dio un consejo que me resultó de gran utilidad: tener paciencia»-.

Y vaya que si la necesitó. Corría el año 1999. Su hijo Juan, entonces un chaval de 15 años que hoy es informático, se encargó de diseñar la página -«las nuevas tecnologías eran, para nosotros, unas perfectas desconocidas, pero decidimos arriesgarnos»-.

«La primera versión de la web era sencilla y se llamaba www.naranjasdevalencia.com», recuerda Federico. «Elegimos esta dirección porque pensábamos que la gente, cuando entrara en Internet buscando información de naranjas, utilizaría el nombre como si de una denominación de origen se tratara».

Pero las cosas no fueron como se preveían -«el primer año, por no entrar, no entraron en la página ni los virus». Aquel fue el segundo tropezón -«antes, enviamos 8.000 cartas a restaurantes de toda España; nos respondieron veinte: no sacamos ni para pagar los sobres». Empezó a cundir el desánimo -«llegué a pensar en cerrar la página»-. Afortunadamente, no lo hizo -«acudimos a una empresa de informática, cambiamos el nombre de la página, mejoramos los contenidos, la dimos de alta en los servidores, etcétera»-.

Hoy, Naranjas Lola surte a 400 restaurantes y 1.500 clientes particulares repartidos por toda España -«lo mejor de lo mejor: Martín Berasategui, Mugaritz, Las Rejas, Viridiana, El Chaflán, El Bulli, El Celler de Can Roca…»-.

Nueva distribución
Internet, aparte de ahorrar costes con los intermediarios, permite ofrecer a los clientes productos recién cogidos del árbol -«tan sólo 24 horas antes de que lleguen a su destino; y eso sin que intervengan en la maduración tratamientos químicos, colorantes y conservantes»-. Esto es, que dado que los productos de Federico y su familia no pasan por cámara frigorífica alguna, las diferentes producciones que salen de sus campos tienen sus temporadas de recogida -«las naranjas navelinas se recolectan entre diciembre y enero; la variedad late, desde febrero hasta mayo; y, por último, los limones y las naranjas sanguinas tienen su época de diciembre a mayo»-.

El novedoso sistema de distribución ha repercutido en beneficios para el productor, pero también para el consumidor -«comer una naranja recién recolectada no tiene nada que ver con hacerlo con otra que haya pasado una temporada, más o menos larga, en una cámara frigorífica»-.

«Solamente servimos el fruto en el momento en que ha alcanzado su punto óptimo de maduración. Nosotros lo probamos; si comprobamos que todavía no está maduro, esperamos todo el tiempo que sea necesario».